domingo, 8 de febrero de 2009

¿ Por qué ?

El amor llega sin avisar. Llega despacio o veloz, se cuela por las rendijas de tu pecho, por los resquicios de los escombros, se filtra en las heridas, en las cicatrices que adornan tu corazón. El amor es imprevisible. No hay carteles luminosos en el camino que te advierten de que vas a su encuentro. Es una descarga eléctrica. Es una bocanada de aire en la ventana abierta de par en par de tu vida. El amor es un escalofrío en la columna vertebral a mirar a los ojos a esa persona.

Mariposas que revolotean el estómago. Sonrisas que te delatan. Miradas furtivas. Palabras que evocas una y otra vez más en tu cabeza. Una nube rosa, mullida y cálida que te acuna en tus sueños, cuando estás despierta. Tiemblas en su presencia. Sonrisas. Un mundo que se desvanece para quedarse en dos. Perderse en una mirada. En una caricia furtiva. En un roce que te eriza la piel….

Pero toda cara tiene su cruz.
Pretendemos racionalizar los sentimientos. – yo también- siempre he pensado que ha sido un fallo, pero aún así yo lo sigo cometiendo. La experiencia – tan necesaria para valorar por uno mismo- y sobre todo las malas experiencias nos previenen, nos alertan, no nos permiten disfrutar del todo de esa sensación de volar aunque sigamos pisando el suelo. El fantasma del pasado nunca se aleja. Nunca se desvanece ante lo nuevo – que ya hemos vivido otras veces- que nos recuerda que donde hay una cicatriz alguna vez hubo herida. Donde un día apostamos hay una pérdida. Donde una vez hubo un raspón hay una caída. Porque es tan humano tener miedo al amor como enamorarse. Porque la experiencia son piedras pesadas en nuestra mochila particular. Porque la memoria es un libro grande, donde escribimos nuestra historia.
Tan igual y diferente siempre. Tan conocido. Tan nuevo. Tan extraño.


El amor nos hace vulnerables, de ahí viene ese miedo a dejarse llevar por él. Porque la fragilidad de sentir algo fuerte crea inseguridad, porque sentir que no tenemos el control – por muy bonito que sea ese sentir- nos inquieta. Porque cuando no estamos enamorados, cuando no queremos, al menos estamos seguros, protegidos, ajenos a un futuro que puede traernos dolor. Por eso pisamos tierra y no nos permitimos soñar del todo. Porque el futuro incierto encierra inestabilidad. Porque el pasado, pesa, porque aunque hayamos dejado atrás los errores, los fallos, los daños, los derrumbes, siempre serán parte de nuestro corazón, cada cicatriz, cada moratón, cada sueño que se desvaneció, que rompieron, que perdimos… siempre pesa.

Pero ¿no es mejor intentarlo aunque perdamos que perder antes de empezar? ¿No es más cobarde alejarse ahora que alejarse después si es necesario? ¿Qué sentimiento no tiene riesgo? ¿Qué empresa en nuestra vida no tiene un mínimo de error en el cálculo de beneficios? ¿Quién somos nosotros para cuestionar algo tan mágico como el amor?

Porque no sentir en el fondo nos hace sentir tierra yerma. Porque no creer en el Amor nos hace aún más vulnerables a él. Porque nos perdemos la esencia del ser humano. Querer a los demás, de mil formas diferentes, porque siempre he creído que es mejor perder mil veces que no intentar ni una… porque por mucho que luchemos contra no sentir, el amor es un canto de sirena que nos lleva inevitablemente siempre hacía él. y es mejor amar una vez en la vida y haber perdido a ese amor, que no haber amado nunca.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Está claro!, los palos llegarán o no..., pero unos días de amor verdadero es mejor que una vida racional.
Viva el Amor, Viva!
Viva San Valentín, Viva! jajaja

Besosss

Julián Nailes dijo...

Aquí te dejo una reflexión que me encanta....

"El que no ama por miedo al fracaso, a no ser correspondido...es como el que se suicida por miedo a vivir"

:) un saludo niña!

Julián Nailes

rekete dijo...

Ole ole ole anónimo...¡jajaja! aunque yo soy más de demostrarlo todos los dias,¡jeje!.

A July tienes toda la razón prefiero fracasar a no intenarlo...

un reketebeso a los dos