sábado, 27 de septiembre de 2008

Aire

A veces necesitas silencio porque en tu interior hay demasiado ruido. El ruido lo inunda todo. El ruido son llagas en tu respiración, y pena en cada poro de tu piel. A veces necesitas quedarte callada, inmóvil, en un rincón de ti misma guardada. A veces, quedarte callada es la mejor forma de decir que algo te duele. Y no es inconcreto. Te duele.

Tengo ganas de sentarme en una nube cómoda y mullida. Elevarme un poco. Respirar aire puro. Sentir que el aire no se me queda atascado. Que fluye por mi alma.
Tengo ganas de ver el mar. Sentir la brisa en la cara. Escuchar como golpean las olas. Notar como los pies se me mojan a cada paso. En un vaivén.
Tengo ganas de reír a carcajadas. De no preocuparme por malditas cosas nimias. De ser yo, de sonreír ante la grandeza de la vida. De volverle la cara a la pena. De no dejar que las lágrimas me aneguen el corazón. De vivir. Ser libre. Soñar. Disfrutar. Querer. Apresar los pequeños instantes donde la magia aparece. Volar un poco con el alma. Tengo ganas de sentarme en la hierba, mirar al cielo, y verme pequeña.
Tengo ganas, te lo juro. Tengo ganas de seguir adelante. Tengo ganas de vivir. No quiero perder la fe. Ni la esperanza. Tengo ganas de ser realmente consciente que un día acabará esto. Porque un día te vas, se acaba todo. Y te quedas en el corazón de quienes te quisieron, porque ahí no mueres, pero ya te has ido. Y no somos conscientes hasta que no ves la muerte pasearse cerca de ti. Cuando la ves, le miras a la cara y te sonríe, es porque te está advirtiendo que vivas, porque al final un día, te abrazará y te irás con ella.

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