sábado, 13 de diciembre de 2008

Luna llena

Tengo tanto que decirte y no puedo…

Se me hace escarcha las palabras, y sé que a tu infierno no llegan mis alas… la esperanza se me ha hecho suero. Gota a gota. Dándome un poco de aliento para intentar dártelo a ti porque me muero contigo cuando te matas otro poco.

Te miro, pero no demasiado, tienes los ojos llenos de llanto seco, la cara desencajada y donde habitualmente encuentro tu sonrisa sólo una mueca que es el rastro del túnel que parece no tener salida, pero la tiene. Casi puedo escuchar tu corazón que lucha. Escúchalo, porque te me mueres de dolor aquí al lado y tu dolor me mata, me borra las lágrimas y se me encharcan los zapatos de impotencia.

Silencio que nos abraza en la minúscula estancia. Me deslizo entre pensamientos teñidos de verde, después del abismo, el verde. Podemos pasear juntos del brazo por el verde de los prados. Te puedo tender la mano, darte mis alas, pintarte el alma con el azul líquido del cielo despejado, pero eres tú el que tienes que saltar. Saltar ese abismo blanco… Abismo blanco, cal incrustada en tus espacios.

La vida enquistada en las esquinas de tu alma… cuanto quisiera hacer y no puedo ni sé, te ofrezco mi almohada, donde nacen sueños, te ofrezco mi risa estrellada, mi trozo de corazón que te pertenece… pero sólo estoy. Sólo soy lo que tú quieres que sea. Tu amiga, tu confidente, la columna que soporta los puñales que te clavas…. Y se me vuelca la tristeza y se me pierde la mirada enmarañada de lágrimas, y se me arañan los recodos, los huecos. Y me rompo como siempre que te veo, pero no me rindo, porque estás vivo.

Porque mientras me quede un hálito de aliento te diré de tu brillo, de las noches de luna llena, de aquellas en la que mengua, del sol, de lo inmenso, de lo eterno, del baile de fin de curso, de los lomos del caballo que es la felicidad, de los saltos sin paracaídas que a veces tienes que realizar, de la vida, que da a luz todo un mundo imperfecto por describir, por inventar, por pintar.

Porque brillas en esa oscuridad en la que estás, y porque aunque a veces no lo parezca si que hay caminos de ida y vuelta, porque mientras late el pecho, hay fe, porque las personas que nos quieren a veces nos hacen de brújula cuando estás perdido.

Ven, salta, con fuerza, vuela…. Te estamos esperando al otro lado del abismo blanco.

4 comentarios:

Nuel dijo...

Pues diselo, que seguro q lo agradece

rekete dijo...

¿ Y si no quiere escucharlo ?

Nuel dijo...

¿Has probado? Si no se lo dices no lo sabras

rekete dijo...

Lo haré.